lunes, 4 de noviembre de 2013

Sobre honestidad y claridad en las propuestas territoriales

Me había hecho la promesa de no escribir ningún post sobre EL TEMA, pero.......


A raiz de las declaraciones de Dolors Camats respecto al contenido de la pregunta sobre la consulta soberanista, se ha suscitado un debate, a veces enconado, sobre la conveniencia o no de buscar un redactado inclusivo que permita sumar a federalistas.

Independientemente de las valoraciones que se puedan hacer sobre lo acertado, o no,  que es desde un punto de vista estratégico, se ha argumentado que la propuesta de ICV-EUiA puede tener problemas por falta de claridad.

Un ejemplo de este tipo de argumentación lo encontramos en el siguente post:

Se afirma que para incluir una opción federalista en la consulta se debe ser "honesto" y "claro" en la propuesta. Esto es, las personas que vayan a ejercer el voto deben tener claro los principales elementos que configuran cada una de las opciones.

Puedo estar conforme en que la propuesta "mantener la misma relación actual" es clara. Sin embargo, para ser democráticamente escrupulosos entonces debería añadirse otra propuesta "recentralizar el estado", ¿ o acaso no existen opciones políticas que abogan por una reducción del nivel competencial de las autonomías y un "tutelaje" de las mismas por el Gobierno central? Englobar estas opciones dentro de la categoría "mantener la misma relación actual" no es honesto ni claro.

Sin embargo,  el principal problema lo veo en plantear la independencia como una propuesta clara y unívoca.

Personalmente, me surgen algunas dudas cuando se hace la siguiente pregunta:

¿ desearía usted que Catalunya fuese un estado independiente?

La principal y más relevante sería: ¿independiente formando parte de la UE o sin formar parte? Y no se trata de una pregunta que tenga que ver con las consecuencias de la independencia, sino con el propio concepto de sobiranía. Actualmente la "independencia" respecto a otros países del estado del que formamos parte, implica una sobiranía compartida y limitada por una organización supranacional, la UE. Es coherente pensar que cuando alguien piense en estado independiente, pueda asumir que la frase implícitamente implica la pertenencia a la UE. Deberíamos exigir a esta propuesta la misma claridad que exigimos al resto, para que quien vote tenga claro que, al escoger la opción de la independencia, está eligiendo una independencia/sobiranía como la que actualmente tiene España o bien está eligiendo otro tipo de independencia/sobiranía. No es una cuestión baladí.

Otra duda que me surge al plantearme esta cuestión es: ¿independiente respecto a quien y respecto a qué? ¿se incluye en esta definición de independencia una estructura nacional que procure ser independiente de los mercados? ¿implica esa independencia una soberanía plena o limitada a las imposiciones de intereses económicos concretos? ¿estará la soberanía mermada por límites de déficit impuestos por agentes externos al nuevo estado?

Todas estas cuestiones hacen referencia al propio concepto de independencía. Como se puede comprobar, es un concepto que también requiere concreción y clarificación.

Finalmente, se suele exigir al modelo federal una definición concreta de su proyecto y, sobretodo, una demostración de que es realizable y factible. Se le exige una propuesta concreta aceptada por aquellos actores políticos que pueden hacerla realidad. (PP y PSOE).

Insisto en el mismo argumento: ¿porqué no exigir lo mismo  a la propuesta  independentista? Para que un estado sea independiente no sirve con una mera declaración de voluntad. Para ser independiente se requiere, entre otras cuestiones, el reconocimiento por parte de la comunidad internacional. ¿ Exigiremos, por tanto, a la opción independentista una carta de reconocimiento de 5,10,15 países para aceptar su planteamiento? ¿exigiremos un plan financiero que avale el sostenimiento de las cuentas públicas del nuevo estado? ¿le exigiremos garantías de viabilidad política?

Con todo ello, lo que intento transmitir es que, independientemente de cual sea nuestra preferencia sobre la cuestión, no es ecuánime exigir a una de las opciones más que al resto para estar incluida en la consulta. ¿claridad? sí, a todos  ¿no wishful thinking? sí, para todos.







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